A los 13 años vi cómo mi madre, trabajadora incansable y mujer de fe firme, volvía a casa con las manos llenas de esfuerzo… y los bolsillos vacíos. Esa noche, sentadas en la cocina de nuestra casa en Renca, me prometí algo: "algún día voy a cambiar esto, no solo por ti, mamá, sino por todas las que caminan como tú por estas calles invisibles". Esa promesa se convirtió en fuego. Y ese fuego arde hasta hoy.
Crecí en un barrio donde la dignidad no era una palabra bonita, era una necesidad urgente. Donde cada semáforo era una frontera entre sueños postergados y el derecho a vivir mejor. Donde muchas veces el miedo, la desigualdad o la corrupción eran más fuertes que la esperanza. Pero también crecí entre vecinas valientes, profesores que creían en sus estudiantes, y jóvenes que no se rendían.
Ahí entendí que la política no es un cargo: es una forma de amar al prójimo con hechos.
Estudié, me formé, trabajé. Me caí y volví a levantarme más fuerte. Sigo estudiando. No vine a prometer imposibles, vine a construir contigo. Porque lo que me mueve no es el poder, es el servicio. Lo aprendí de mi convicción en la Fe, canalizado por mi militancia en el Partido Social Cristiano: el liderazgo se ejerce con humildad, defendiendo la vida, la familia, la justicia, la libertad y la verdad. Creo en una política que honra a nuestros adultos mayores, protege a los más pequeños y devuelve la seguridad a nuestros barrios.
En el año 2018, llegó a mis manos el libro "detectives en el Museo", texto entregado por el Ministerio de Educación, para niños de ocho años que asisten a tercero básico. Este libro contenía imágenes de zoofilia, pedofilia, orgías, desnudez, etc. Mis cinvicciones y valores me llevaron a defender a quienes no se pueden defender, denunciando este atropello en el canal de YouTube "CLV conociendo la verdad", lo cual me llevó posteriormente a estar en televisión denunciando esto. Luego pude enfrentarme al ministro de educación de la época, quien envió a sacar de circulación el texto del curriculum escilar, reconociendo lo dañino de su contenido.
Otro gran logro fue ir en ayuda de los apoderados de un colegio en donde habían sacado los paneles divisorios de los baños de kinder. Gracias a mi intervención los volvieron a instalar. Además, fuí parte de quienes expusieron en el Congreso en contra del proyecto de ley ESI (Educación sexual integral), la que finalmente fue rechazada.
Hoy, cuando recorro Huechuraba, Recoleta, Renca, Quinta Normal, Cerro Navia, Conchalí, Lo Prado e Independencia, no escucho problemas: escucho llamados. Llamados a representar con dignidad, a legislar con sentido humano, a levantar la voz por quienes ya no pueden, a quitar este velo ideológico que hoy existe y que afecta siempre a quienes menos tienen. Por eso soy candidata a diputada por el Distrito 9. Porque este territorio no necesita salvadores, necesita aliadas.
Y yo estoy aquí, con el corazón encendido, para ser parte de esa lucha.
¿Me acompañas?
Hoy estamos en la vereda de los que no se rinden.
Estamos al lado de la madre que busca justicia, de los niños y jóvenes que quieren estudiar sin miedo, del abuelo que merece respeto. Hoy no caminamos por poder, caminamos por propósito. Porque la política no puede seguir sorda a los dolores de nuestras comunas: Huechuraba, Recoleta, Renca, Quinta Normal, Cerro Navia, Conchalí, Lo Prado e Independencia deben ser escuchadas.
Hoy estamos construyendo comunidad, abriendo puertas, tocando corazones, escuchando con alma y convicción. No estamos en campaña por un eslogan: estamos en pie por una causa que nos sobrevive y trasciende.
Estoy aquí, con ustedes, porque creo que Chile puede ser distinto. Y porque este distrito tiene algo que ningún otro tiene:
el coraje de quienes han luchado toda una vida sin perder la fe.
Eso somos. Y eso estamos construyendo hoy: un movimiento de esperanza que se levanta desde el corazón del Distrito 9.